sábado, 21 de abril de 2012

Iniciación Chamánica

Sabio, hombre de conocimiento, chamán, brujo, nagual. Existen muchas definiciones de lo mismo o similar. Pero todos los que lo practican son diferentes y hacen diferentes cosas aunque estas sean similares. Las palabras, el lenguaje, y el diálogo interno son barreras que limitan la comprensión tanto de lo que sería el chamanismo como de la persona que se dedica a estas cosas. El otro gran enemigo es el ego. Muchos que se denominan “guerreros” los hacen en el sentido de que luchan contra este enemigo principal de la sabiduría. Lo que más impide muchas veces acercarnos a comprender la naturaleza del chamanismo es el ego que le queremos otorgar. Le queremos dar un nivel de importancia y valor que nubla su verdadera naturaleza. Cuantas veces, cuantas personas habrán pasado al lado de un gran chamán o algún gran sabio, y no se percataron, porque pensarían que ese chamán o persona se vestiría de alguna manera, o que actuaría de alguna otra manera, o simplemente se presentaría como tal y hablaría de su sabiduría. Pero no es así. Las personas más sabias son las que muchas veces no nos percatamos de quienes son.


Mucho más importante que la iniciación chamánica, buscar el chamanismo, la sabiduría, y todos lo que se pueda haber construido en torno a esto durante el pasado, es el presente al cual estamos enfrentando. Estamos experimentando un cambio de era, en la cual absolutamente todo se está volviendo a estructurar. En la antigüedad, iniciarse como chamán y la sabiduría inherente era algo que se guardaba y ocultaba para algunos pocos elegidos. Las fuerzas del intento mismo, eran los que elegían a sus discípulos y les ponían en su vida la misión de convertirse en chamanes, naguales u hombres de conocimiento. Pero hoy en día, estamos viviendo un periodo en el cual, todos debemos enfrentar e iniciarnos en este conocimiento si queremos trascender como humanidad. Por eso, ahora todo es diferente. Por eso, ahora es información que circula y está al alcance de todos. Por eso ahora existen libros y personas que abiertamente invitan a participar en este tipo de transformación del ser.


Dejemos el miedo, y el ego atrás. Iniciarse en la sabiduría no es algo “superior”, algo “solemne”, algo “tan profundo que no cualquiera”. Más bien yo diría, que hay muchos que se autodenominan “chamanes o sabios” y que son unos cualquieras. Y está bien. Algo hacen, algunos mucho, otros poco. Como decía a un principio, nadie es igual. Todo cuenta.


Todas las definiciones del chamanismo y sabiduría, todo lo que implica, se puede resumir en una cosa: aprender. La esencia de la “actitud” chamánica es la de aprender. Mi vida me mostró un muy buen ejemplo. En la Amazonía, el padre de un amigo mío de origen indígena Tacana llamado Carlos, me contaba de su papá, quien tenía 100 años de edad, todavía trabajaba, hablaba seis idiomas y había tenido 29 hijos con 11 mujeres. Su padre le había enseñado a Carlos métodos de siembra que muchos tirarían a supersticiones, pero que en la práctica funcionaban. Definitivamente, este hombre, era un sabio, o sabía algo. Quise visitarlo, y lo hice. Lo hice dos veces, y en ambas quise preguntarle cosas y aprender de él. Pero él se mostraba siempre tan humilde, era tan sencillo en su manera de socializar, que era siempre él que preguntaba y terminaba queriendo aprender de mí. Nunca pude aprender de él lo que quería saber. Me enseñó, que a esa edad, todavía puede haber mucho que aprender, y que ser sabio es actuar de esa manera, abierto al aprendizaje siempre. Él no se consideraba, de lejos, un chamán o sabio. Pero tenía mucha sabiduría, y había vivido muchas experiencias que para un citadino común serían sumamente “chamanicas”.


Suena sencillo, lo es, pero cuesta. Iniciarse en el chamanismo solo requiere de tener la disposición, y buscarlo. En mi experiencia, la sabiduría interna, la búsqueda, la lucha por aprender, son mucho más poderosas y efectivas que las personas que nos puedan querer enseñar algo. Los diferentes lugares, las diferentes culturas, la tierra, el sol, la luna y las estrellas son los más grandes maestros. No hay más grande maestro que viajar sin rumbo, sin límite de tiempo, si un objetivo que no sea el de aprender. La sabiduría y el conocimiento están escritos en todo y ahora, con el cambio de era, se puede acceder a ello en cualquier momento, en cualquier lugar, de cualquier modo. Sólo falta desearlo, desear aprender. Todo comienza por el intento






Iniciación chamánica en el Viaje Iniciático al Corazón del Sur. Muchos, esperemos todos, de los que participen en el viaje, ya estarán iniciados en chamanismo, en algún conocimiento “alternativo” o en las artes y saberes de nuestros antepasados. Tal vez no se sientan atraídos porque ellos “ya están iniciados” y no quieren perder su tiempo “iniciándose” de nuevo. Pero la sabiduría no funciona así. El que así piense, habrá demostrado su ego, no su sabiduría.


Aquí el gran maestro es el lugar. Todos los que participan en el viaje, incluyendo al guía, van a aprender. Vamos con la apertura de recibir la información y sabiduría que se nos quiera presentar. Y vamos con los más grandes maestros y fuentes del conocimiento que son los diferentes lugares de poder. Los demás chamanes, sabios y guías complementan la iniciación. Pero no es un viaje en torno a un gran “sabio”, no es para enaltecer el ego de nadie. Mientras más abiertos estemos a aprender, mientras más puros de corazón, más se nos enseñará. Los guías y chamanes son como mecánicos que permitirán que el vehículo funcione y que podamos viajar en él. Son expertos en la mecánica de dicho vehículo y harán su mejor intento para que funcione lo mejor posible y que viajemos lo más lejos posible. Pero es el centro femenino del continente Abya Yala, el corazón de los Andes, el corazón de la Amazonía, sus pueblos indígenas, sus plantas de poder, Wiñay Marka, el Paitití, las civilizaciones subterráneas, los achachilas, las fuerzas, los espíritus y todo lo que ahí se encuentra, es lo que impartirá la profunda y auténtica iniciación.


Es posible viajar muy lejos, y segundos después estar de vuelta, en la tierra, y disfrutar. Y ser humanos y equivocarnos. Y divertirnos. El verdadero conocimiento no se teje con importancia personal. No importa equivocarse, y cuando se sabe esto y se acepta nuestro lado humano, nunca nada es un error. Si la voluntad y el respeto están, no falta nada.